Con la llegada de los conquistadores españoles a tierras mexicanas, las comunidades del occidente del país fueron casi aniquiladas en la búsqueda de las minas que abastecieron de metales preciosos a los indios tarascos particularmente, así, después de despojarles de cada pieza de oro que tenían, los españoles continuaron la marcha hacia el norte del estado.
Cristóbal de Olid estuvo al mando de la expedición que comenzó por lo que hoy es el estado de Colima, por donde fue fundando villas y dejando a cargo a diversos parientes de Hernán Cortés, quien reclamaba la propiedad de todos los territorios conquistados de la zona.
Sin embargo, fue la expedición a cargo de Nuño de Guzmán, que en 1529 partió de la Nueva Tenochtitlán en busca de fortuna, la que se encargó de colonizar la Nueva Galicia; los primeros poblados españoles fundados en territorio Jalisciense fueron San Miguel, Chiametla, Compostela, Purificación y Guadalajara.
Conforme estas villas se reubicaban para mejorar el desarrollo de las mismas, los indígenas sedentarios de la región, todos ellos sometidos por los nuevos colonizadores, comenzaron a organizarse para sublevarse, hasta que en 1540, un año después de que Guadalajara fuera elevada al rango de ciudad, la junta española mandó pedir ayuda al virrey de la Nueva España. Así, en uno de los mayores despliegues de autoridad de la corona española en la nueva colonia, se reunió un gran contingente de 50 mil individuos dispuestos a restablecer el orden en la provincia sublevada En 1548 el rey español Carlos V decretó la creación de la audiencia de Nueva Galicia y en 1575 se dispuso que esta fuera independiente del virrey de la Nueva España. La sede de esta provincia descansó en la ciudad de Guadalajara a partir de 1561.
Durante la guerra de Independencia, las ciudades jaliscienses se vieron abatidas por la guerra de guerrillas que sumió al país en crisis de 1810 a 1821. En 1824 se firmó la Constitución del estado independiente de Jalisco y un año después se eligió al primer gobernador de la entidad. Más adelante, la pérdida de más de la mitad del territorio frente al vecino país del norte, el gobierno de Benito Juárez y hasta la llegada del porfiriato significaron para Jalisco una serie de avances y retrocesos que para 1877 podían resumirse en, 867 mil habitantes, es decir una de las zonas más pobladas del país, el 76% de los cuales residían en zonas rurales dedicadas al campo, una fuerte actividad agrícola de maíz, sorgo y fríjol principalmente y un gran retroceso en la educación.
A partir del triunfo de la Revolución Mexicana, las relaciones obrero-patronales comenzaron a sufrir grandes cambios y los campesinos jaliscienses participaron activamente en la transformación de este aspecto de las relaciones laborales mexicanas.
Durante la disputa por el poder de centralistas y federalistas el estado participó activamente con políticos y gobernadores de los dos grupos. Hasta el establecimiento definitivo del federalismo que le permitió llegar a ser uno de los estados más desarrollados de todo el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario